Hace unos días, dos de mis pediatras blogueras «de cabecera»: un fonendo en villamocos y futura dra. Nova publicaban dos post formidables sobre consejos para residentes de primer año de pediatría.

La residencia es «la infancia y la adolescencia» de la formación médica, sientes al hospital donde te has formado como «tu hospital» como si de una segunda casa se tratase. Los compañeros que te acompañan en esos años, son especiales y muchos amigos para toda la vida. Acaba la residencia y uno se siente confuso, perdido, siente miedo y vértigo. Todos estos sentimientos se multiplican si finalmente abandonas «tu hospital» y despegas el vuelo hacia otro. Para mí, el primer año de adjunto supuso un gran cambio, me mudé de ciudad y pasé a un hospital muy diferente en todos los sentidos al que me había «criado».

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  • Consejos a tener en cuenta cuando acabes:
    • Piensa en las ventajas y desventajas de irte o quedarte en «tu hospital». Muchas veces cuando ofrecen «algo» en el hospital donde te has formado no te planteas la posibilidad de buscar trabajo en otros sitios, pero es bueno mirar opciones. Buena medicina se hace en todos los sitios, cada hospital tiene sus pros y sus contras y no hay ningún sitio perfecto. Recuerda que cuando te quedas en tu hospital pasas un tiempo hasta que eres «adjunto», sigues siendo «el pequeño». Cuando te vas a un hospital diferente al que te has formado y te conocen de adjunto, lo eres desde el principio.
    • La sensación de que te queda mucho por aprender la vas a tener siempre. La medicina está en continuo cambio, todo el tiempo hay que estar estudiando, formándose y renovándose. Así que siempre te llegará un caso difícil que al te tocará dedicarte a fondo y deberás plantearte la situación como un reto.
    • No dudes en preguntar a tus compañeros. Te surgirán dudas, necesitarás que otros vean a determinados pacientes y no solo tú, es completamente normal.
    • La vida da muchas vueltas. La primera elección no tiene por qué ser la adecuada y no pasa nada por cambiar.
    • Los contratos estables se han terminado. Muchas veces no es fácil asumirlo y es algo que a la larga quema y mucho, máxime si no tienes contrato. En el día a día es difícil que no queme pero hay que intentarlo, sino te consume.
    • El primer año de A1, se suele pasar regular. No es un año fácil, hagas lo que hagas pensarás si la decisión ha sido la adecuada y qué hubiese pasado si hubieras hecho otra cosa. Tendrás dudas, sentirás que no sabes nada, te pesará la responsabilidad, añorarás tener a un adjunto y ser residente de nuevo.
  • Nunca pierdas las fortalezas de la residencia:
    • Sigue mirando a los ojos al paciente por muchos años que pasen.
    • Piensa en el poder que tienen tus palabras y como te sentirías tú, si un médico al que le confías a tu hijo te dijese lo que tú acabas de decir.
    • Aprende de cada caso que pase por tus manos.
    • Escucha activa y empatía. Si eso lo consigues, tendrás mucho ganado.
    • El personal de enfermería, auxiliares y residentes siguen siendo el mejor equipo. Son imprescindibles para poder llevar a cabo tu trabajo, respeta a todos y sigue aprendiendo de ellos.

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