Ayer tuve el placer de participar en la mesa redonda «Menores y justicia: acoso dentro y fuera del aula» dentro del curso «Bienestar emocional y mental en el entorno educativo». Los directores del curso son: Antonio Pelaz Antolín y Mª José Paz Sanz, dentro de la formación de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en su sede de Cuenca.
La mesa fue compartida con Alfredo Calcedo Barba, que impartió una charla sobre el perfil criminal y del acosador desde la teoría del vínculo, muy interesante. Yo traté la parte más práctica, desde el campo de batalla de alguien que prácticamente todos los días ve casos de acoso escolar y ciberacoso; quise compartir mi experiencia para sensibilizar a los docentes que asistieron al curso.
bullying en el colegio
Mi mamá ya no es pediatra

 

  • ¿Qué son el acoso escolar y el ciberaocoso escolar?
    • Tanto el acoso escolar como el ciberacoso escolar, son un tipo del maltrato con la intención de provocar daño, por parte de un
      menor o grupo de menores hacia otro menor. En el caso del acoso escolar se realiza «cara a cara» y en el ciberacoso «a través de medios digitales». En muchas ocasiones el acoso se inicia presencialmente y se prolonga en las TIC.

 

  • ¿Por qué es importante que los docentes estén formados?
    • El ámbito donde se produce este tipo de maltrato es el centro escolar. Dado que el acoso atenta contra los derechos del niño, es labor de todos los docentes proteger al menor de cualquier tipo de maltrato y, si se es conocedor del hecho, tomar las medidas necesarias para protegerlos. La normativa específica es la derivada de lo establecido en el artículo 124 (Normas de organización, funcionamiento y convivencia) de la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa
      (LOMCE)
      que precisa de manera explícita la elaboración de planes de convivencia que deben acoger acciones específicas para la atención a situaciones de conflicto entre iguales, entre otras, las de ciberacoso escolar
    • Ante un caso de acoso es necesaria la intervención de todos los perfiles implicados: acosador, víctima y observador. Si no se realiza de ese modo, la situación conflictiva puede cesar de forma parcial y continuar posteriormente.
  • ¿Cuál es el papel del centro escolar? Prevención, detección precoz, actuación inmediata y coordinación con otros profesionales relacionados.
    • Prevención:
      • Es necesario que los alumnos sepan que en el centro escolar donde conviven existe tolerancia cero ante el acoso, que cualquier persona, incluidos los alumnos, que sean conocedoras de un hecho sospechoso deben ponerlo en conocimiento de la dirección del centro.
      • Se debe trabajar con el alumnado la empatía para hacer comprender el daño que puede provocar el haber sido víctima de acoso y la necesidad de recibir ayuda que tiene el acosador.
      • Las TIC deberían ser incluidas en el currículo de los alumnos, sabiendo realizar un uso adecuado y responsable, conocer los riesgos y las oportunidades. Trabajar en el aula la identidad digital, la reputación digital, la ciudadanía digital y la educación en valores.
    • Detección precoz:
      • El acoso escolar y el ciberacoso provocan síntomas físicos, psíquicos y cambios del comportamiento (más frecuentes en la víctima pero también en el acosador) que tienen que ser conocidos por los profesores para poder ser detectados. Las secuelas más importantes son la depresión grave y el suicidio (más frecuentes en el ciberacoso). Son muertes prevenibles.
      • Establecer diálogo con el alumnado: en la clase «siempre se sabe quién es el objetivo de todas las burlas». Sólo hay que preguntar.
    • Actuación inmediata: el Equipo Directivo del centro educativo tiene que garantizar, a través
      de las intervenciones que se estimen pertinentes por parte del profesor o profesores que se designen, el adecuado proceso de acogida, cuidado, apoyo y escucha del alumno-víctima, aportándole seguridad y atención incondicional. Asimismo, resulta imprescindible que, sin perjuicio de las acciones de investigación a desarrollar, se pongan en marcha medidas que permitan evidenciar el cese del acoso. Es en este contexto educativo donde han de tener
      encaje las estrategias de tratamiento de cada conflicto, con objetivos muy concretos:

      • cese del acoso;
      • la protección, cuidado, apoyo a la víctima;
      • la reparación del daño producido, el perdón y la reconciliación;
      • la actuación específica con los acosadores;
      • la sensibilización de la comunidad educativa.
    • Coordinación con otros profesionales implicados:
      • Cuando se detecte un caso de acoso, el acosador y la víctima deben ser enviados al pediatra par ser evaluados y realizar un adecuado seguimiento y valorar la derivación a salud mental. Para los observadores sólo si hay sospecha de patología.
      • Valorar la intervención de agentes tutores o denuncia en casos de alta gravedad. Debe prevalecer la mediación escolar.
      • Trabajar con las familias del centro, nunca pueden ser olvidadas.
¡Por una sociedad sin menores sometidos a cualquier tipo de maltrato!
Fuente bibliográfica:
Grupo de trabajo de la Guía Clínica de ciberacoso para profesionales de la salud. Guía clínica de ciberacoso para profesionales de la salud. Plan de confianza del ámbito digital del Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Hospital Universitario La Paz, Sociedad Española de Medicina
del Adolescente, Red.es. Madrid. 2015.